El homenaje realizado a Jon Anza con motivo del regreso de sus restos a Euskal Herria, que reunió a varios miles de personas en la plaza de Ziburu, concitó un mensaje inequívoco a favor de un nuevo tiempo político en Euskal Herria. Un comunicado de ETA leído por tres encapuchados y el discurso central del acto, pronunciado en nombre del conjunto de la izquierda abertzale, resaltaron la importancia de la «activación popular» para ese cambio.
El acto en memoria del militante Jon Anza celebrado ayer en Ziburu dio pie a un conjunto de sensaciones, sentimientos y mensajes de diferente índole: desde la solidaridad con familiares y amigos y la indignación por el horror que pudo padecer, pasando por el recuerdo a su trayectoria, hasta una marcada nitidez en el mensaje político lanzado desde el escenario dispuesto en la plaza de la localidad costera. Las intervenciones más significativas corrieron a cargo de ETA y de una representante del conjunto de la izquierda abertzale.
Tres personas con el rostro tapado con pañuelos blancos, ataviados con txapela y vestimenta oscura, engalanada ésta con el escudo de Euskal Herria y el anagrama de ETA, subieron a la tarima poco después de comenzar el acto, cuando éste se desarrollaba ya sin la asistencia de medios de comunicación, según pudo saber posteriormente GARA. Dos de ellos portaban un gran anagrama de la organización armada, que posteriormente dejaron al lado de la fotografía de Anza, y el tercero leyó un comunicado en el que, en su parte final, hizo mención expresa a las expectativas políticas y sociales abiertas en los últimos tiempos.
A tenor de la información lograda por este diario, ETA quiso lanzar un mensaje para animar a la ciudadanía vasca a «actuar con la ambición de ganar», así como a «tener la esperanza y también la determinación» para tomar parte activa en la lucha por la libertad de Euskal Herria. «Hoy más que nunca, el futuro está en manos de los ciudadanos y ciudadanas vascos». sentenció.
En un mensaje que constituyó un verdadero alegato de reconocimiento hacia Jon Anza y «todos los caídos en la lucha», ETA atribuyó a su sacrificio que Euskal Herria cuente hoy con las bases y condiciones mínimas para seguir siendo un pueblo, así como que hayan fracasado los intentos de sometimiento.
«Sabemos lo que ha costado llegar hasta aquí, pero ahí está el resultado fructífero de la lucha llevada a cabo hasta ahora: Euskal Herria está a las puertas de vivir un período de cambio, para poder recuperar su propia voz. Hoy es una opción que se siente cerca y que es posible lograr».
Tras instar a los estados a que «depongan la amenaza de las armas hacia este pueblo y se atrevan a escuchar y respetar su palabra», mostró su disposición a superar el conflicto político y armado, por vías justas y democráticas, aunque advirtió que «ni Jon ni el resto de caídos en la lucha han dado su vida para que continúe la imposición».
El mensaje de ETA estuvo en clara sintonía con el discurso central del homenaje realizado por una representante de la izquierda abertzale.
«Los tiempos que vivimos no son tiempo de resistir, no son tiempos para permanecer en la mera resistencia; son tiempos de actuar con iniciativa, para ganar de una vez por todas la palabra y la decisión para Euskal Herria», manifestó la persona que actuó como representante de la izquierda abertzale.
Después de recordar a Jon Anza, reafirmar sus hipótesis y acusaciones sobre su desaparición y resaltar las graves responsabilidades de Alfredo Pérez Rubalcaba y Michèle Alliot-Marie, realizó un análisis del desarrollo político de los últimos años, con especial mención a la situación de represión absoluta impuesta por los estados.
- Recoger el fruto.
En ese contexto, a la hora de fijar posición hacia el futuro, recordó que la izquierda abertzale «ha llevado a cabo en los últimos meses un largo y profundo debate, y ha tomado sus decisiones», pese a la situación de acoso e intoxicación que ha tenido que padecer, con intentos de provocar incluso una escisión. «No lo han logrado, ni lo lograrán», apostilló.
Manifestó que «el nerviosismo del enemigo nos enseña el camino que debemos hacer, sin complejos y con valentía». Abogó por activar a «la izquierda abertzale de siempre». Una izquierda abertzale «plural», que congrega a personas de diferentes generaciones y procedencias, que une a diferentes organizaciones, y que, tal como subrayó, sabe «mantenerse firme en sus decisiones» tras realizar «intensos debates».
Con una cita de Argala sobre la necesidad sea el pueblo vasco el que protagonice su propia emancipación, la portavoz independentista concluyó: «Vamos a a por ello, desde la activación del pueblo. Vamos a romper los muros de la situación de excepción y de negación, y vamos a ganar la autodeterminación».
«Ha llegado la hora de recoger el fruto de 50 años de lucha. Ha llegado la hora de recoger la cosecha sembrada por el compromiso militante de Jon y otros cientos de compañeros», concluyó, antes de que el «Eusko Gudariak» pusiese fin a un acto cargado de emoción.
- Miles de gargantas gritaron en Ziburu que no olvidarán lo ocurrido con Anza.
El homenaje al militante donostiarra arrancó con inusitada puntualidad. La plaza había ido llenándose para primera hora de la tarde, pero mucha gente retenida en las kilométricas colas que se formaron por los controles policiales en la muga con Lapurdi se incorporó posteriormente.
Minutos antes de iniciarse el homenaje, los miembros de la izquierda abertzale Tasio Erkizia y Miren Legorburu comparecieron junto a Maite Goienetxe ante los numerosos medios de comunicación congregados junto al estrado, donde ésta última leyó un comunicado que recogía lo esencial del mensaje lanzado luego en el acto.
Tras finalizar la intervención de la representante de Batasuna, se dio inicio al acto propiamente dicho, que tuvo una parte pública y otra privada, «para preservar la intimidad de la familia y de los asistentes».
En medio de la plaza ziburutarra, se alzó un impresionante pasillo de ikurriñas con crespón negro. Enseguida, los sones conjuntos de la marcha de Sorozabal, la txalaparta, dos cuernos y una caracola marina se adueñaron del espacio. Unos segundos después, cuando en el fondo del pasillo aparecieron la hermana y la compañera de Jon Anza portando un enorme retrato suyo, seguidos por otros familiares, eran solapados por un atronador aplauso y los gritos de «Jon, gudari, herriak ez du barkatuko», «Agur eta ohore eusko gudaria» y «Gora ETA militarra».
Una vez colocado el retrato sobre un pedestal cubierto con la ikurriña que se hallaba lindante con un pebetero, la familia se instaló en el tablado y comenzó la segunda parte del acto.
Fuentes de la organización facilitaron más tarde algunos detalles de la misma. Un bertsolari dedicó dos bertsos al militante fallecido, tras lo cual aparecieron tres personas con el rostro cubierto que hablaron en nombre de ETA. En ese momento, los asistentes corearon lemas en favor de la organización armada que sólo cesaron cuando uno de ellos comenzó a leer un comunicado.
Los sones del piano acompañado de la flauta dulce apaciguaron un poco el ambiente. Un ex preso que conoció de cerca al militante fallecido glosó su figura y recalcó el ahínco que Anza ponía en todo lo que emprendía.
Representando al colectivo de exiliados, también intervino otro militante que conoció a Anza cuando, tras veinte años de cárcel, éste tuvo que dejar su pueblo debido a la presión policial y se instaló en Lapurdi.
Otro de los momentos más emotivos del homenaje fue cuando unos cincuenta militantes de todos los ámbitos y generaciones subieron, uno a uno, al tablado para depositar sendos claveles rojos ante su retrato y saludar a la familia, mientras el cantautor Patxi Saiz entonaba dos de sus obras. Los aplausos del público no cesaron.
La intervención de una representante de la izquierda abertzale, seguida con mucha atención por el público, precedió al canto del «Eusko Gudariak» que, entre lemas a favor de Jon Anza y de ETA, pusieron el punto final al homenaje.
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