Isidre Fainé Casas (Manresa, 1942) se muestra pletórico tras culminar la aprobación de la reforma de la ley de Cajas. Hombre ligado al sector del ahorro desde hace 30 años, cuando fichó por La Caixa, entidad que preside desde el 2007, ha pilotado el cambio normativo en un tiempo récord desde la presidencia de la asociación del sector, la CECA. Defiende sin dudas que el nuevo modelo asegura larga vida a ese tipo tan especial de entidades financieras que son las cajas. Una singularidad española, y catalana, a la que muchos, en especial sus competidores bancarios, querían poner fecha de caducidad. Muestra abiertamente su ambición por convertir La Caixa en un gigante financiero de alcance internacional, para lo que ve en el cambio de legislación y en la propia crisis una oportunidad.
- El Gobierno ha aprobado el decreto ley de reforma del régimenjurídico de las cajas de ahorros. Algunos sectores, incluso algunos que participan en la vida de las entidades, han expresado temores a que se las desnaturalice o simplemente acaben convertidas en bancos. ¿Qué busca este cambio legislativo que ha sido impulsado por las propias cajas?
- La reforma es un hito trascendental que permitirá que el modelo de cajas de ahorros, la mitad del sector financiero español y que ha funcionado con tanto éxito durante casi dos siglos, continúe al menos 200 años más.
Con esta reforma, conseguimos un sector más fuerte, competitivo y profesionalizado, preservando, por un lado, el valor de la marca "cajas", su capacidad de inversión a largo plazo y su apego al territorio; y, por otro, su naturaleza fundacional, caracterizada por la Obra Social, la composición plural de los órganos de gobierno y la existencia de un Fondo de Garantía de Depósitos propio.
Esta regulación permite a las entidades hacer frente a los nuevos retos –más presión sobre los márgenes, más exigencias de solvencia y más demanda de liquidez– en una época de crisis financiera y con una economía global muy diferente.
- Pero hay quien duda sobre si la nueva ley mantiene la esencia de las cajas...
Ofrece un traje a la medida de cada caja, asegurando que se mantiene la esencia del modelo: la representación en sus órganos de gobierno de sus grupos de interés (impositores, entidades fundadoras y de interés social, corporaciones locales y empleados); su tarea de promover y fomentar el ahorro popular; su compromiso con la obra social, que es su manera de devolver a la sociedad una parte de su beneficio, y el impulso de la economía y la cohesión social del territorio en el que cada una de ellas opera.
- Como usted dice, la ley plantea varias posibilidades de futuro para las cajas. Las dos primeras son bastante conocidas: seguir como hasta ahora o emitir cuotas participativas (deuda cuyo cobro está subordinado a la obtención de beneficios), con o sin derechos políticos. Ahora hay otras posibilidades. ¿En qué consisten?
- La primera, que ya se ha puesto en marcha en el actual proceso de concentración, consiste en integrarse en un sistema institucional de protección (SIP), en el que varias entidades traspasan todo o parte de su negocio financiero a un banco, y del que deben tener al menos un 50% de su capital. El otro modelo consiste en que una caja, individualmente, traspasa su negocio financiero a un banco, del que controla más del 50%, y mantiene su condición de caja. La obra social y la cartera de participadas permanecen en la caja. También se plantea la posibilidad de transformarse en fundación, cediendo todo su negocio como entidad de crédito a un banco, en el que controla menos del 50%. La caja se concentraría en mantener la gestión exclusiva de la obra social, con los beneficios procedentes de su participación bancaria o de su grupo de empresas participadas.
El modelo más adecuado dependerá de los objetivos y de las necesidades de cada caja, en especial por lo que se refiere a los mecanismos para captar capital, ya que se crean diversas posibilidades para reforzarlo.
Si queremos proteger la continuidad de las participaciones industriales y mantener en España los centros de decisión de empresas estratégicas, deberíamos defender un vehículo más fuerte, pensado también para afrontar las nuevas normas internacionales contables bancarias (Basilea III) que están en proceso de definición.
- La Caixa ya tiene un vehículo, Criteria, que agrupa sus participaciones industriales y a través del que realiza su expansión financiera internacional. En el nuevo esquema de la ley, ¿cuál es el modelo que le parece más apto para la entidad que preside?
- Dependerá en gran medida de cómo evolucionen varios proyectos, entre los que destaca el impacto que las nuevas normas financieras tengan sobre nuestra cartera industrial. Estamos muy satisfechos con Criteria, nuestro vehículo de acceso a los mercados de capitales. El nuevo escenario abre un gran abanico de oportunidades como, por ejemplo, la posibilidad de utilizar alguna ficha bancaria para, si nos interesa, operar a través de esa vía. Tampoco debemos descartar que aparezca alguna oportunidad y la podamos aprovechar, como podría hacer todo el sector.
- ¿Oportunidad de comprar algún banco?
- Como entidad de referencia en el sector financiero, es nuestra obligación estar continuamente analizando el mercado y valorando cualquier oportunidad de negocio que pueda surgir, como hemos venido haciendo siempre.
- Aparentemente, la negociación de la nueva ley no le ha llevado mucho tiempo. Usted asumió la presidencia de la CECA a finales de abril… y menos de tres meses más tarde ya se ha publicado en el BOE.
- Entre todos hemos conseguido elaborar una reforma histórica, con el máximo consenso y en un tiempo récord, pero el proceso ha sido más complejo de lo que puede parecer. De todos modos, cuando una idea es razonable, acaba siendo convincente a través de una negociación constructiva y, al final, es casi siempre aceptada. Primero era necesario llegar a un consenso entre las propias entidades, que debían aceptar en conjunto que había que acometer un proceso de reestructuración. Después, con las comunidades autónomas, para que el proceso no afectase a sus competencias. Finalmente, había que evitar que el proceso se alargase indebidamente y las cajas perdiesen un tiempo precioso que no podían permitirse perder.
- Y qué significado tiene para usted el cambio aprobado…
- En mi caso, llevo más de una década pensando en qué cambios debían hacerse para preservar de la mejor manera el modelo de cajas. En la vida, hay momentos en que todo a tu alrededor está cambiando, y entonces no puedes quedarte quieto, porque la parálisis no conduce a preservar tus esencias, sino a perderlas irremisiblemente. Por esto, la reforma supone un hito histórico. Un punto de no retorno que permitirá a las cajas ganar competitividad, solvencia y profesionalidad, sin renunciar a su naturaleza fundacional. A diferencia de lo ocurrido en otros países, como en Italia, donde desaparecieron, el caso español garantiza la continuidad del modelo de cajas, y cada entidad podrá adoptar libremente la vía que mejor le convenga.
- ¿Cuál es su grado de satisfacción con la ley? ¿La disminución del peso de los políticos y la marcha de los electos le parece suficiente?
- Mi satisfacción es total. Desde la CECA no hemos planteado, aunque la entendemos y respetamos, la demanda de menos representantes políticos en los órganos de gobierno o la supresión progresiva de los cargos electos. Con esta decisión, creo que lo que se pretende es fomentar una mayor profesionalización de sus órganos de gobierno.
- ¿Cómo quedarán las cajas en comparación con los bancos? ¿Serán asimilables en términos de operativa financiera?
- Bancos y cajas estamos compitiendo en los mercados, desde hace años, en igualdad de condiciones, y con la confianza de millones de clientes, tanto particulares como empresas. La reforma nos equipara también a los bancos en otros aspectos: antes no estábamos en el mercado de capitales, ahora sí. Por otro lado, mantendremos las diferencias en los fines, porque el de las cajas es y seguirá siendo la Obra Social.
De todos modos, la pervivencia de las entidades, ya sean bancos o cajas, seguirá dependiendo del talento, esfuerzo y profesionalidad de sus equipos humanos, de sus gestores. Si no hay buenos gestores, no sobrevivirán.
- ¿La aportación de las cajas a la Obra Social se reducirá?
- Las cajas seguiremos aportando beneficios a la Obra Social, que es nuestro dividendo social, equivalente al dividendo bancario. Como presidente de la Fundació La Caixa, le puedo asegurar que seguimos con el firme compromiso de consolidar y aumentar la implicación de la entidad financiera en las nuevas necesidades de la sociedad actual. Esa es nuestra razón de ser.
Las cajas españolas destinaron el pasado año casi 1.200 millones de euros a obra social. El 27% del beneficio neto. Además, quisiera subrayar un aspecto que a menudo se olvida. Las participaciones industriales de las cajas nos han permitido en los últimos años exportar la sensibilidad social a nuestras empresas participadas y a sus actividades de mecenazgo y acción social.
- Su idea de que sin buenos gestores habrá entidades que desaparezcan también sugiere que el mapa de entidades en España aún es susceptible de sufrir cambios, modificaciones, concentraciones… ¿Qué mapa ve para el sistema financiero?
- A lo largo de los últimos años, hemos vivido varios procesos de reestructuración. Este es uno muy importante, pero, con seguridad, habrá otros. A largo plazo, entiendo que nuestro sistema no variará sustancialmente y quedará estructurado en torno a los dos grandes bancos, Santander y BBVA, y las dos grandes cajas, La Caixa y Caja Madrid, junto a otros grupos medianos, muy sólidos, y otros más pequeños pero muy eficientes.
- En algún momento se especuló con una posible fusión de las dos grandes cajas, ¿Cómo lo ve? ¿Se lo ha planteado?
- Nunca nos la hemos planteado ni la hemos considerado ni, sinceramente, creo que pase.
- ¿Ve positiva la próxima publicación de los tests de solvencia (test de estrés) de bancos y cajas que la Unión Europea acometerá en los próximos días?
- Las entidades financieras españolas poseen números claros, balances transparentes y suficientes garantías hipotecarias en relación con los créditos concedidos, así que no deberán tener problemas cuando se publiquen los tests. En este sentido, estamos muy tranquilos porque el Banco de España nos conoce muy bien y tenemos plena confianza en el regulador. De todos modos, los test de estrés para mí tienen una importancia relativa porque lo más importante, en términos comparativos, es contar con criterios homologables para todos, así que su lectura dependerá de los criterios que se apliquen.
- ¿Cree que hay cajas con problemas de solvencia? ¿Opina que el grueso de la reestructuración financiera está ya en el pasado?
- El Banco de España intervino acertadamente en los dos únicos casos de entidades con problemas. Ahora estamos en la buena vía. Aunque el número de entidades se ha reducido notablemente y, con ello, una parte de la sobrecapacidad del sector, todavía queda trabajo por hacer en términos de saneamiento, de reducción de costes, de reforzamiento de capital. Además, el tamaño de esta concentración nos permitirá trabajar con más economías de escala y de gama. En definitiva, esta nueva masa crítica del sector nos hará más sólidos y eficientes.
- ¿Servirá esta reforma y el dinero del FROB para facilitar el flujo de créditos a la economía?
- Los bancos y las cajas queremos dar créditos, se trata de nuestro negocio financiero básico. Para nosotros, son las ventas. Pero hay algo que falta o se ha reducido de forma notable: una demanda solvente. En la actual situación económica de crisis, las entidades examinamos con mayor detenimiento, si cabe, cualquier operación de riesgo por su posible impacto en la morosidad. No hay que olvidar que los ahorros de que disponemos no son nuestros, los ahorros son de nuestros clientes. Además, la perspectiva de las nuevas normas contables y de exigencia de capital de Basilea III también obliga a las entidades a ser más prudentes.
- ¿Cuál será su siguiente paso en el proceso de cambio en el sector de las cajas de ahorros?
- El primero ha sido la aprobación de la ley. Pero todavía habrá que esperar el modelo que adapte cada caja. En función de esta decisión esencial, el siguiente paso consistirá en acometer los cambios de regulación de Basilea III, a los que también estamos dedicando muchos esfuerzos. Existe un cierto riesgo de que se impongan normas pensadas para evitar algunos excesos de la banca en el mundo, pero que aquí, en España, no se han cometido.
- ¿Le inquieta mucho esa nueva normativa?
- Me inquieta que no se tengan en cuenta las especificidades de las cajas. Han ejercido un papel esencial, como inversoras a largo plazo en proyectos de sus territorios de origen y que han mantenido los centros de decisión de importantes empresas en nuestro país. Me preocupa que el nuevo sistema penalice más esas inversiones, que penalice la expansión y la diversificación industrial, y deje a las cajas sin una de sus principales contribuciones a la economía española.
En el caso de La Caixa, a través de Criteria, formamos parte de empresas estratégicas para el desarrollo de nuestra economía. Y lo hacemos, además, siendo accionistas de referencia, participando en sus consejos y apoyando a sus equipos directivos.
- ¿Qué opina de la acción del presidente Zapatero y de su política económica?
- El Gobierno se enfrenta a una situación económica muy difícil, común a la de casi todos los gobiernos del mundo. Estoy convencido de que el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero hace todo lo posible y dedica sus mejores esfuerzos para salir de esta situación. Los últimos indicadores muestran que España está empezando a superarla.
La salida de la crisis no será rápida ni fácil, pero nuestro potencial directivo y empresarial, junto a la labor del Gobierno, estoy seguro que nos alejarán de situaciones como las que se han producido en otros países.
- ¿Habla a menudo con el presidente del Gobierno?
- Mis interlocutores habituales son la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, como antes lo fue Pedro Solbes, y José Manuel Campa, el secretario de Estado de Economía. De todos modos, siempre que el presidente ha necesitado mi colaboración, la comunicación ha sido directa y muy fluida. En cualquier caso, soy de la opinión de que hay que dejar trabajar a los máximos responsables del país. Procuro no ser pesado, y usar inteligentemente mi tiempo y el de los demás, que es hoy el bien más escaso.
- Hablando de inversiones industriales… Está sobre la mesa la posibilidad de cambios en el accionariado de Abertis, la empresa de infraestructuras, dando entrada al fondo CVC. ¿Cómo está esa operación?
- Lo primero que quiero aclarar es que La Caixa, a través de Criteria, no está interesada en dejar de ser el accionista de referencia de Abertis. Es una empresa estratégica, en la que hemos invertido mucho esfuerzo, ilusión y dinero para hacerla una gran compañía, y vamos a seguir siendo su primer accionista.
En Criteria estudiamos continuamente distintas alternativas, es nuestra obligación, en nuestro objetivo de buscar lo mejor para las compañías y sus accionistas en cada momento. Pero en este caso concreto, se está hablando de un proyecto que ni siquiera se ha visto ni planteado a los órganos de gobierno de Criteria ni de La Caixa.