Vietnam ha dejado de ser un país valorado simplemente por su abundante mano de obra, barata y disciplinada, y los inversores ven como se ha convertido en un mercado cada vez más atractivo. Sin embargo, las deficientes infraestructuras y la necesidad de mayores reformas políticas y económicas lastran las expectativas.
Vietnam sigue los pasos de su vecina China y, gracias a la apertura económica del régimen comunista, en los últimos años se ha convertido en uno de los países emergentes más dinámicos y atractivos para la inversión.
La economía vietnamita puede presumir de haber mantenido una media de crecimiento de más del 7% en los últimos años, y en 2009, en plena crisis económica global, mantener un incremento del 5,8%. Para este 2010 se espera que recupere el porcentaje del 6% y, según las previsiones del gobierno, podría alcanzar el 6,2% en el segundo trimestre gracias al dinamismo con el que ha empezado el año.
De hecho, el FMI le sitúa como la mejor economía de la ASEAN en cuanto a perspectivas de crecimiento del PIB en este año y en 2011, y como la más dinámica entre las emergentes asiáticas, tras China e India.
También la consultora KPMG la considera un destino de futuro para la inversión extranjera que busque refugio en las economías en desarrollo en un momento de desajustes en el mundo industrializado.
Varios son los factores que para esta consultora facilitan este contexto de importantes oportunidades de inversión, a medio y largo plazo, como una demografía con mayoría de población joven, un gran sector privado, los acuerdos firmados con la OMC, un gran mercado rural por explotar y las reformas legislativas introducidas recientemente. Una de estas nuevas leyes, de noviembre de 2009, clarifica precisamente las inversiones extranjeras.
- Un potencial que pide reformas.
Sin embargo, también hay sombras entre tantas luces. Para seguir impulsando sectores de mayor valor añadido, uno de los principales obstáculos es la falta de infraestructuras adecuadas.
En las últimas semanas, se han intensificado las protestas contra los recurrentes cortes de luz, especialmente en la provincia de Thanh Hoa, que perjudican a industrias, explotaciones agropecuarias y familias en general. Desde varios sectores económicos y sociales se ha aprovechado la situación para reclamar una vez más la reforma de la empresa pública Electricity Vietnam, que ostenta el monopolio de la distribución eléctrica.
Es sólo un ejemplo más de las dificultades que pasan los grandes conglomerados públicos del país para satisfacer las crecientes demandas de servicios, en este caso de electricidad, que aumenta un 15% anual.
En una visita a España, realizada junto a la cúpula política del país, el presidente de la Cámara de Comercio de Vietnam (VCCI) Uu Tien Loc veía en los déficits del país un gran margen para impulsar negocios, especialmente en sectores como la construcción, la creación y mejora de infraestructuras (aeropuertos, hospitales, colegios, transportes y comunicaciones…) y en las energías renovables, sin dejar de lado otros como el petróleo o el turismo.
En este sentido, desde el ministerio de Planificación e Inversiones de Vietnam se ha anunciado un paquete de medidas de impulso que incluye mil millones de dólares para infraestructuras, pero el propio ministerio estima que las necesidades de inversión para los próximos cinco años en puertos, aeropuertos, carreteras, ferrocarriles y telecomunicaciones ascienden a 139.000 millones.
Conscientes de la necesidad de entrada de capital extranjero para afrontar estos déficits, el gobierno promueve la llegada de inversiones con planes específicos, que ya están dando sus primeros resultados.
En los primeros meses de este 2010, Vietnam atrajo 6.000 millones de inversión extranjera directa (IED) y se desembolsó un 36% más de capital que en el mismo periodo de 2009.
Los países que más han invertido en este periodo son Países Bajos, Japón y Estados Unidos, beneficiando especialmente a la región de Quang Ninh, situada junto a la frontera con China.
Actualmente España participa en la construcción del metro de Ho Chi Minh, la antigua Saigón, y cofinancia tres proyectos relacionados con el tratamiento y gestión de agua, otro de los nichos de negocio.
Entre los sectores mejor situados para atraer nuevos flujos inversores se encuentra el de la externalización de servicios y procesos. Según KPMG, la crisis global ha dado un nuevo impulso a este sector, para el cual hay un gran potencial en varias ciudades del Asia Pacífico, entre las que se encuentra Ho Chi Minh.
Otro sector de la economía vietnamita que presenta una evolución muy positiva es el agrícola. Vietnam es el segundo exportador mundial de arroz y de café, y también es uno de los grandes vendedores de caucho para calzado, muebles, prendas textiles o caucho natural. Además, se está desarrollando fuertemente el sector de la construcción naval, especializándose en navíos de tecnología poco contaminante.
Este impulso económico también se refleja en el PIB per cápita, que este año podría superar los 976 dólares, lo que significaría que Vietnam pasaría a ser considerado un país de ingresos medios. Teniendo en cuenta que hay unos 90 millones de habitantes y que el 57% de ellos tiene menos de 25 años y un creciente poder adquisitivo; el resultado es un gran mercado potencial.
Sin embargo, los vietnamitas se ven afectados por una importante espiral inflacionaria debido a los precios de carburantes y alimentos.
La principal baza económica de Vietnam siguen siendo las manufacturas y en momentos de creciente inflación, aunque no hay sindicatos independientes potentes, las protestas obreras se intensifican.
Además, las recientes huelgas en China pidiendo mejores condiciones salariales han repercutido en Vietnam, donde miles de trabajadores han ido a la huelga. Aunque el gobierno ha establecido este año un sueldo mínimo para los empleados de empresas extranjeras, en Vietnam los salarios son todavía inferiores a los chinos, eso sí, algo superiores a los de los vecinos, Camboya y Laos. Otra de las fuentes de descontento social es la creciente desigualdad, algo que el ejecutivo debería intentar combatir.
Con todo, en la primera visita del presidente vietnamita a España, en diciembre pasado, Nguyen Minh Triet insistió en que los posibles inversores pueden confiar en la economía de su país, de la que señaló como punto fuerte precisamente la fuerza laboral numerosa, eficiente y preparada.
Con los retos pendientes de estabilizar la inflación, aliviar el malestar social, mejorar las infraestructuras e invertir en sectores clave, a principios de 2011 está prevista la celebración del Congreso del Partido Comunista, el momento de resolver dudas y dar nuevos pasos.
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