Esta vez sí. Será a la tercera, como manda el tópico. El Ayuntamiento de Barcelona aprobará la cesión de hasta el 85% de la empresa municipal Serveis Funeraris de Barcelona, movimiento que EL PERIÓDICO avanzó el 13 de octubre del 2009. Los detalles de la operación están decididos desde hace semanas, pero no ha sido hasta ahora que el PSC se ha animado a tirarla adelante. Las declaraciones públicas de los tres partidos de la oposición (CiU, PP y ERC) han allanado el camino. La operación se incluirá en el orden del día de la comisión de Presidencia del próximo miércoles, paso ineludible para que el pleno municipal dé, a finales de mes, el visto bueno definitivo.
La gestión privada, por la empresa Memora, ya posee el 49% de Serveis Funeraris, así como el 49% de la empresa que gestiona los cementerios municipales. El plan es que a cambio de otro 36% de la gestión de los servicios, hasta totalizar el 85%, Memora ceda ese 49% de Cementiris de Barcelona al ayuntamiento. Además, pagará entre 40 y 50 millones de euros al ayuntamiento. Y por último, pero no por ello menor, Memora, una empresa multinacional, se compromete a trasladar a Barcelona su sede central, actualmente en Madrid. Y por razones estrictamente de mercado, puesto que es en Catalunya donde tendrá la mayor parte de su negocio y, también, las mayores perspectivas de crecimiento, gracias a su control de la empresa barcelonesa.
- Desgaste político.
Siendo el negocio tan aparentemente redondo, ¿por qué no se ha concretado antes? Fuentes municipales han indicado en todo momento que si la operación se lleva a cabo no es por un interés económico, es decir, la administración local barcelonesa no precisa de esos réditos para cuadrar sus números. Otra cosa es que se crea que es oportuno hacerlo, máxime cuando la presencia mayoritaria del ayuntamiento cerraba automáticamente las puertas a la empresa para expandirse por región metropolitana.
Eso sí, lo que nunca merece la operación, a ojos del grupo municipal del PSC, es sufrir un desgaste en la opinión pública, que podría darse habida cuenta de que se trata de un sector altamente inflamable en lo sensible. Y tampoco es que el gobierno municipal que dirige Jordi Hereu esté en disposición de aguantar más viento de proa del que ya soporta y menos, insisten esas fuentes, si no es algo absolutamente necesario. De ahí las reticencias de Hereu durante meses.
Así las cosas, emisarios del alcalde dejaron claro a los grupos de la oposición que era imprescindible que dijeran en público lo que en privado ya dicen. Es decir, que ven bien la operación y la apoyan. No es que exista precedente alguno que hiciera temer a Hereu que alguno de los partidos, tras loar en privado el negocio, se lo afeara en público, sino que, simplemente, ante el desgaste que sufre, toda precaución es poca.
- Nueva fricción con ICV-EUiA.
La única sombra política en todo este asunto es la conocida oposición de los socios del PSC en el gobierno municipal, ICV-EUiA. Será un nuevo motivo de división entre ambas fuerzas, pero que tampoco supondrá pasar a mayores entre las dos formaciones de gobierno. Nótese que el PSC ha centrado sus esfuerzos en blindarse ante cualquier eventual maniobra de CiU, PP y ERC, pero que tampoco ha volcado mayores esfuerzos en convencer a sus socios. Hace tiempo que las fracturas con ICV-EUiA, tan ocasionales como numerosas, han dejado de perturbar el sueño de los socialistas.
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