El presidente estadounidense Barack Obama presentó este martes la primera estrategia nacional para hacer frente a la epidemia del VIH-SIDA, una exigencia que venía haciéndole la comunidad homosexual y grupos de derechos humanos en ese país.
La Estrategia Nacional del SIDA busca unificar el trabajo de las varias oficinas federales y estatales que manejan el tema y destinará un fondo de US$30 millones dentro de la Ley de Cuidados Accesibles y Protección al Paciente.
"Hemos aprendido qué podemos hacer para detener la difusión de la enfermedad. Hemos aprendido qué podemos hacer para extender la vida de las personas que viven con ella" dijo el presidente Obama en un evento en la Casa Blanca al que asistieron activistas y representantes de la comunidad médica estadounidense.
"La cuestión no es si sabemos qué hacer, sino qué vamos a hacer. Si vamos a cumplir nuestras obligaciones, si vamos a alinear nuestros recursos y la voluntad política para confrontar una tragedia que es prevenible" dijo Obama.
El mandatario estadounidense pidió unir esfuerzos para superar la discriminación asociada a la enfermedad y garantizar a los que sufren VIH-SIDA acceso a la salud.
- Una preocupación disminuida.
Horas antes, la Casa Blanca había publicado el documento de 60 páginas delineando una estrategia enfocada en los "grupos de alto riesgo": hombres homosexuales y bisexuales de comunidades afroamericanas, hispanas, así como los consumidores de drogas.
En los últimos años el número de infecciones se ha mantenido estables, pero hay más gente que nunca viviendo con la enfermedad, debido a los avances en la medicina que les permiten llevar vidas normales y productivas, según el estudio gubernamental, que tomó 15 meses en hacerse.clic
En el informe se asegura que "el sentido de urgencia asociado con el combate de la epidemia parece estar declinando. En 1995, un 44% del público general indicaba que el VIH-SIDA era el problema de salud más urgente que enfrentaba la nación, comparada con sólo el 5% en marzo de 2009".
"No podemos permitirnos ser complacientes, cuando en los 10 minutos que he estado hablando con ustedes, otro estadounidense acaba de contraer VIH", dijo la Secretaria de Salud, Kathleen Sebelius, unas horas antes, al presentar el programa federal.
Según datos del Departamento de Salud y Servicios Humanos, desde que la enfermedad fue identificada en los década de los 80, unos 600.000 estadounidenses han muerto por causas vinculadas al desarrollo del VIH-SIDA.
- Triple frente.
El plan tiene el triple objetivo de reducir el número de infecciones, aumentar el acceso a tratamiento médico y eliminar las diferencias y discriminación asociada a la enfermedad.
Con el nuevo programa se aspira a que el 85% de los nuevos infectados reciban tratamiento en los primeros tres meses después de diagnosticados, frente al 65% que es atendido actualmente.
Además, mediante el incentivo de pruebas voluntarias se espera poder identificar al 90% de los portadores del VIH-SIDA. En la actualidad se estima que el 79% de los casos son diagnosticados.
"Estados Unidos se convertirá en un lugar donde las infecciones con VIH serán raras y cuando ocurran, cada persona, independientemente de su edad, género, raza o etnia, orientación sexual, identidad de género o circunstancias socio-económicas, tendrá acceso a cuidados de alta calidad para extender su vida, libre de estigma y discriminación", dice el documento.
- Guerra sin recursos.
Pero el programa no convence a todos los grupos que promueven estrategias para luchar contra el VIH-SIDA.
Para algunos, el fondo de US$30 millones anunciado no es un financiamiento suficiente y además el plan no ofrece explicaciones sobre cómo lograr los objetivos planteados.
"No puedes luchar una guerra sin recursos", dijo Michael Weinstein, presidente de la Fundación Salud SIDA en una rueda de prensa en Washington convocada para responder a la iniciativa gubernamental.
"No hagas tanta pompa y protocolo si no piensas gastar un centavo. No hagas todo este espectáculo de invitar a gente a la Casa Blanca si estás en quiebra", dijo Weinstein, quien cuestionó que a la Casa Blanca le tomará "quince meses para aprender lo que la gente en el sector ha sabido por años".
Weinsten aseguró que en Washington "no hay voluntad política" para luchar contra la enfermedad y que "hay que remontarse a los años del presidente Ronald Reagan para conseguir un gobierno más indiferente al problema que este gobierno actual".
Grupos que trabajan con población afectada por el VIH-SIDA lamentan que la recientemente aprobada reforma del sistema de salud no incluyera previsiones que permitieran a las personas de clase media afectadas disponer de ayuda gubernamental para costear el tratamiento de la enfermedad.
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