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viernes, 16 de julio de 2010

Los catalanes discuten mientras los socialistas se reconcilian

En Catalunya nadie se fía de nadie, y en España la fraternidad entre los socialistas funciona mejor que nunca. La gran demostración de unidad civil en defensa de la voluntad democrática de los catalanes que supuso la multitudinaria manifestación del 10-J difícilmente se va a traducir en una acción política conjunta en Madrid. El horno electoral no está para este pollo. En el Parlament todo es más fácil, pero, de momento, todo está en el aire.

La primera reunión de líderes para elaborar una declaración conjunta de las fuerzas políticas catalanistas que exprese desde el Parlament y desde el Congreso el rechazo de la sentencia del TC acabó como el rosario de la aurora. Mientras, los socialistas catalanes y los socialistas españoles, tan enfadados que parecía que estaban, ya vuelven a estar a partir un piñon. Y ya tienen redactada la propuesta de resolución subsiguiente al debate sobre el estado de la nación que presentará el martes el grupo parlamentario socialista y que votarán todos sus diputados del PSOE y del PSC.

El president Montilla recibió en el Palau de la Generalitat a Artur Mas (CiU), Miquel Iceta (PSC), Joan Puigcercós (ERC) y Joan Herrera (ICVEUiA). Antes de entrar, el líder de CiU se comprometió "para facilitar el acuerdo" a firmar cualquier propuesta de resolución que presentara el Govern y que tendría su aprobación garantizada, puesto que disponen de mayoría en el Parlament. Mas argumentó que no estaba dispuesto a repetir el "ridículo" de las negociaciones sobre la pancarta de la manifestación. Lo dijo Mas antes de empezar, lo repitió en la reunión, se levantó y se fue para que los líderes del tripartito trabajaran una propuesta.

Mas, el muy pillo, puso la pelota en el tejado del Govern, de manera que si había acuerdo sería un éxito de todos y si no, la culpa la tendría el tripartito. Además, CiU sostiene que no vale la pena entrar a negociar porque "cuando llegamos a un acuerdo con ERC, se desmarca el PSC y cuando nos ponemos de acuerdo con los socialistas, se desmarca Esquerra". Mas salió convencido de que el tripartito formularía una propuesta, pero no fue así. Al cabo de poco tiempo, se levantó Puigcercós y el president Montilla dio la reunión por terminada.

Los dirigentes del tripartito consideraron que la actitud de CiU buscaba poner en evidencia las discrepancias entre los partidos del Govern. Lo cierto es que al PSC no le entusiasma retratarse con Esquerra y viceversa, a Puigcercós tampoco le seduce retratarse ahora con Montilla, pero hay un problema que lo hace todo más difícil. Esquerra e Iniciativa quieren trasladar a Madrid la resolución que apruebe el Parlament y el PSC no está dispuesto a apoyar nada que no pueda votar el PSOE.
Se da la circunstancia de que el plazo de presentación de propuestas de resolución en el Congreso termina hoy a las dos de la tarde, cuando el pleno del Parlament estará todavía a medias. Puigcercós insinuó que el president Montilla prefiere dar largas al acuerdo catalán para votarlo en Barcelona por la tarde, pero sin tiempo de trasladarlo a Madrid.

Para Esquerra, Iniciativa y también para CiU no tiene ningún sentido que el Congreso apruebe una resolución de acuerdo con el Gobierno de Zapatero y el PSOE. Lo ven como una traición al espíritu de la manifestación del sábado y consideran en cambio que convendría un pronunciamiento de los diputados catalanes que sirva de testimonio del conflicto institucional que la sentencia del Constitucional ha abierto entre Catalunya y España. En esa mismalínea se han pronunciado también los consellers socialistas Antoni Castells, Ernest Maragall, Montserrat Tura y Marina Geli, Sin embargo, existe en el PSC otra corriente, con mayor influencia, que considera suicida la estrategia de "moverse a remolque de los nacionalistas". Incluso algunos cuadros municipales del partido han advertido que el PSC no puede permitir que sea el PP y sólo el PP quien capitalice políticamente el entusiasmo popular por el triunfo de la selección española de fútbol.

Los socialistas catalanes se han ocupado esta semana en arrancar del PSOE una resolución que les permita salvar la cara. Aseguran los diputados del PSC que el presidente Zapatero ha dado órdenes al grupo parlamentario de complacer las aspiraciones de sus correligionarios catalanes. Desde el lunes hasta ayer mismo se ha estado negociando la resolución que ellos denominan "ganadora" y que consistirá en proclamar el apoyo del Congreso de los Diputados al Estatut, y al autogobierno, un reconocimiento de la identidad de Catalunya, además de instar al Ejecutivo a desarrollar una legislación estatal que permita traspasar a la Generalitat servicios que la sentencia del Constitucional prohíbe disponer al Estatut. La ministra de Defensa, Carme Chacón, opinó ayer que el objetivo es renovar "todo el apoyo parlamentario mayoritario que tuvo el Estatut".

Es improbable, pues, que el resto de las fuerzas catalanas voten una iniciativa de estas características y está por ver qué hace el PSC si, como se ha anunciado CiU, presenta como propuesta de resolución una frase de la declaración institucional del president Montilla como esta: "Nos hemos sentido maltratados en este proceso, pero, ahora, en ningún caso nos sentimos vencidos. Todo lo contrario. No hay tribunal que pueda juzgar ni nuestros sentimientos ni nuestra voluntad. Somos una nación".

Y ayer, Òmnium, la entidad que convocó la marcha del 10-J, divulgó un comunicado en el que advierte contra la unidad que impongan "los menos atrevidos" y contra las actitudes "posibilistas y acomodaticias a la sentencia".

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